Buenas huraños míos,
Caminaba a población aledaña en busca de hembras de piernas prietas y pechos turgentes cuando decidí atravesar un gran comercial cuyo nombre no quiero mencionar pero del cual adjunto fotografía. Sendos carruajes de metal apostados en la puerta de tal comercio me distraían de mi misión principal, buscar hembras.
Decidí improvisar y adentrarme en un túnel u oquedad formada en la falda de una altiplanicie por la cual circulaban esos malditos carruajes metálicos a gran velocidad, Telarañas, oscuridad y humedad me aguardaban en aquel inhóspito chocho, que diga agujero, túnel, oquedad. Transcurridos algunos minutos y algún que otro susto vislumbré una claridad de forma circular que se presentaba ante mí como el final de aquella aventura sotaterra. ¿Pero dónde carajo estoy ? pensé mientras recuperaba la vista después de salir de aquel agujero infecto. A mi izquierda y en la puerta de una choza se encontraba un tipo alto, espigado, huesudo, de mirada oscura y penetrante. Me observaba detenidamente, desafiante. Al parecer me había introducido en sus tierras sin permiso alguno y tal vez temía por su integridad física al no conocer mis intenciones. Tras un cruce de miradas dije: "Jiu¡" a lo que él en tono firme respondió: "Jai¡". Inmediatamente supe que conocía a la perfección el lenguaje Hurañesco y que al igual que yo, vivía alejado de la asquerosidad que habita las grandes urbes.
Algo grande y metálico acompañaba este huraño que no me apartaba la mirada. ¿Qué es eso, un caballo de hierro? pregunté. Es un imán de chochitos metálico respondió, una Gilera RT Fun 50cc. motor de 2 tiempos. ¿Puedo verla de cerca? vengo en son de paz, pertenezco a Peloponeso y usé ese atajo para acortar camino y llegar al foro de este asentamiento donde me han dicho que se concentran sendas hembras de fuerte pataje y prietas tetas. Sí, acércate, puedes echar una ojeada a esta maravilla de la ingeniera italiana.
Aquel "imán de chochitos" era extraño, bastante alto y un tanto feo. No entendía para qué servía aquel engendro de Hades. Es cierto que parecía un caballo pero no tenía crin, no respiraba, era frío y de colores vivos. Tenía un ojo central que brillaba y uno rojo en la parte trasera, sus patas eran metálicas y en vez de pezuñas tenía ruedas.
Aquel huraño parecía conocer el funcionamiento de aquel engendro puesto que con un golpe seco propinado en cierta palanca aquel imán de chochitos comenzó a rugir y por ende cobró vida súbitamente. Sube a su lomo me dijo, subí y él se puso delante para manejar las riendas de aquella cosa fría y fea. Iremos al foro a buscar hembras me espetó. Tras algún que otro tirón aquel animal metálico comenzó a avanzar y tras pocos minutos llegamos al foro del asentamiento. Qué hembras¡¡ qué hembras¡¡ paseaban por doquier todas ellas alegres y pizpiretas cual ninfas en bosques norteños.
Tras horas pululando detrás de unas y de otras entendí porqué aquel maldito huraño llamó a su animal metálico "imán de chochitos".
Volví a mi cueva solo aquel día maldiciendo a aquel huraño y a su infame engendro metálico.
Huraño de Peloponeso.
Caminaba a población aledaña en busca de hembras de piernas prietas y pechos turgentes cuando decidí atravesar un gran comercial cuyo nombre no quiero mencionar pero del cual adjunto fotografía. Sendos carruajes de metal apostados en la puerta de tal comercio me distraían de mi misión principal, buscar hembras.

Algo grande y metálico acompañaba este huraño que no me apartaba la mirada. ¿Qué es eso, un caballo de hierro? pregunté. Es un imán de chochitos metálico respondió, una Gilera RT Fun 50cc. motor de 2 tiempos. ¿Puedo verla de cerca? vengo en son de paz, pertenezco a Peloponeso y usé ese atajo para acortar camino y llegar al foro de este asentamiento donde me han dicho que se concentran sendas hembras de fuerte pataje y prietas tetas. Sí, acércate, puedes echar una ojeada a esta maravilla de la ingeniera italiana.
Aquel "imán de chochitos" era extraño, bastante alto y un tanto feo. No entendía para qué servía aquel engendro de Hades. Es cierto que parecía un caballo pero no tenía crin, no respiraba, era frío y de colores vivos. Tenía un ojo central que brillaba y uno rojo en la parte trasera, sus patas eran metálicas y en vez de pezuñas tenía ruedas.
Aquel huraño parecía conocer el funcionamiento de aquel engendro puesto que con un golpe seco propinado en cierta palanca aquel imán de chochitos comenzó a rugir y por ende cobró vida súbitamente. Sube a su lomo me dijo, subí y él se puso delante para manejar las riendas de aquella cosa fría y fea. Iremos al foro a buscar hembras me espetó. Tras algún que otro tirón aquel animal metálico comenzó a avanzar y tras pocos minutos llegamos al foro del asentamiento. Qué hembras¡¡ qué hembras¡¡ paseaban por doquier todas ellas alegres y pizpiretas cual ninfas en bosques norteños.
Tras horas pululando detrás de unas y de otras entendí porqué aquel maldito huraño llamó a su animal metálico "imán de chochitos".
Volví a mi cueva solo aquel día maldiciendo a aquel huraño y a su infame engendro metálico.
Huraño de Peloponeso.
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